EMOCIÓN Y MOTIVACIÓN EN EL APRENDIZAJE.

(dispositivos básicos del aprendizaje parte 1.)

En entradas anteriores hemos hablado sobre el concepto del aprendizaje, ahora que lo tenemos claro, podemos adentrarnos en aquellos procesos que permiten que exista un aprendizaje optimo, los dispositivos básicos del aprendizaje.

Los dispositivos básicos del aprendizaje son la emoción y motivación, la atención y la memoria. Estos tres procesos cerebrales median en el gran acto de adquirir un nuevo conocimiento. Son por tanto fundamentales a la hora de crear estrategias para potenciar ese cerebro en plena disposición de aprendizaje.

Durante esta entrada nos centraremos en entender como la emoción y la motivación le permiten al ser humano abrir una puerta directa y eficaz hacia la atención.

Las emociones marcan una pauta fundamental en la relación del hombre con el entorno, estas permiten impregnar de sentido cada aprendizaje, cada interacción y en general todo lo que hacemos en nuestra vida, la emoción y el aprendizaje por tanto van ligadas, no se pueden separar y esto es una premisa básica a la hora de usar estrategias para la educación.

La escuela tiene un papel determinante en las emociones. Es en ella donde se estructuran aquellas emociones negativas o positivas que van ligadas al aprendizaje. Por esto necesario que el ambiente escolar implique emocionalmente a los alumnos, permitiéndoles no solo un desarrollo del proceso madurativo emocional sino también gestionando un aprendizaje ligado a emociones positivas que apremien a la memoria a largo plazo. Un aprendizaje ligado a una emoción positiva tiene mayor oportunidad de obtener un almacenamiento eficaz en dicha memoria.

Los docentes deben propiciar contextos que le permitan al niño vivir emociones positivas ligadas al currículum escolar y que de esta forma se regulen aquellos neurotransmisores que afectan el sistema respiratorio, la temperatura y el ritmo cardiaco entre otros. Los cuales construyen en el alumno una referencia emocional y mental hacia el aprendizaje (Ortiz, 2009). Tengamos en cuenta que durante las diferentes etapas del aprendizaje: adquisición, almacenamiento y recuperación, las emociones van a promover la eficacia de dicha aprehensión de conocimiento y a su vez la escuela, el entorno y las emociones resultantes de este van a determinar dicho aprendizaje. La persona que estudia cuando está atenta, motivada y emocionalmente implicada, retiene mejor la información (Spitzer, 2005)

Hay que tener en cuenta que la tristeza, la ira y la ansiedad son emociones que tienen repercusiones negativas en el aprendizaje ya q actúan directamente sobre el disfrute del trabajo y el desarrollo de las actividades (Carminatti y Waipan, 2012). En la siguiente figura se ven las áreas cerebrales implicadas en la conducta emocional.

Esquema de las áreas cerebrales implicadas en la conducta emocional (Martínez, 2007).

En términos neuroanatómicos se ha estudiado al sistema límbico como foco en la explicación de la teoría emocional. A la amígdala se le atribuye una función específica en el procesamiento emocional, no como foco central emocional, sino como componente de un sistema de múltiples estructuras interconectadas, referenciando a un computador emocional. La amígdala promueve las conexiones estímulo-refuerzo y la corteza orbitofrontal realizaría la desconexión de dichas asociaciones cuando fuese necesario debido a los cambios ambientales (Ortiz, 2009).

El sistema límbico se encarga de conectar la información interna con la información que llega del medio externo por medio de las sensaciones, de esta forma controla la propia expresión de la emoción (Sotomayor, 2017). El sistema límbico también ejerce control sobre los procesos de adaptación de la conducta emocional y la motivación a los cambios del contexto o del medio. Aquellas emociones que son positivas están mediadas por el hemisferio izquierdo y las emociones de carácter negativo están mediadas por el hemisferio derecho.

El estudio de las emociones y el cerebro refleja que la red neuronal en la que está inmersa la emoción tiene conexión entre el tálamo y la amígdala, que permiten la entrada de información y que, a su vez, pueda desarrollarse a nivel cortical. Por tanto, procesos como analizar información y tomar decisiones tendrían un valor emocional determinante positivo o negativo en el aprendizaje de dicha información. También son susceptibles de activar neurotransmisores que controlen la respiración, la temperatura y el ritmo cardíaco, estados corpóreos que son importantes a la hora de la adquisición de aprendizaje. Es de vital importancia que los docentes estén atentos a los estados anímicos de los alumnos, vigilar la motivación por las tareas y elaborar contenidos que promuevan ambientes emotivos y emocionantes.

La amígdala en interconexión con estructuras cerebrales corticales como el prefrontal y subcorticales cómo el hipotálamo, el hipocampo, el tálamo y el núcleo septal procesan diferentes emociones que son producto de las relaciones interpersonales como la culpa, el amor, la indignación y demás. La amígdala procesa y codifica los estímulos emocionales y los relaciona con el contexto (Tirapu et al., 2012).

Circuitos cerebrales de la motivación.

La atención responde a los estados emocionales del menor, para que un tema de aprendizaje pueda ser aprovechado al máximo por el niño, es necesario crear un puente directo a la atención por medio del enganche emocional y emotivo de la estrategia educativa. La forma en que le presentes al niño el tema a trabajar, va a mediar positiva o negativamente en ese puente. Un menor con dificultades emocionales tendrá en concordancia dificultades escolares y dificultades en la aprehensión del conocimiento impartido, se mostrará como un niño distraído, con ausencias y desmotivado frente a las tareas que se le presenten.

La motivación es un estado de alerta, alegría, sobresalto y energía que permite al sujeto desempeñar una tarea, es por tanto el motor de la conducta humana. Dicho esto, la motivación en el campo escolar se muestra como un gran aliado para la adquisición del conocimiento, ya que fomenta la conducta positiva hacia el éxito de un objetivo concreto, de una tarea, activándola, dirigiéndola y manteniéndola en pro del desarrollo y sobre las diferentes variables externas.

Eres docente, padre de familia o tienes nexo con la educación de algún menor? cuéntame como lo motivas para potenciar su aprendizaje. Tienes alguna duda? escríbeme y Hablemos de Neuroeducación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *